A VECES, NADA ES LO QUE PARECE
‹‹Los
aeropuertos ven más besos sinceros que las bodas. Los muros de
hospitales han escuchado más oraciones reales que las iglesias.››
Los
paritorios ven más belleza que los centros estéticos. Las paredes de
una casa de 60 metros sin vistas esconden más reinas que un palacio con
100 ventanas. Los bares con bombillas fundidas escuchan más confesiones
que un confesionario eclipsado por un altar de oro. Ave María Purísima.
El escenario de asfalto ve más actores que cualquier teatro de cualquier
ciudad. Y en los cines hay más historias basadas en hechos reales y más
besos de película que en largometrajes de los de: luces, cámaras,
acción y golpe de claqueta.
Sí. Yo he visto miradas más llenas
de palabras que un diccionario. Me he encontrado más payasos en
discotecas que en circos y más fantasmas en las redes sociales que en
películas de terror. Sí. He visto más bailes en una cama de noventa que
en un salón con tres salas. He contemplado más cruces a cuestas delante
de un cajero del banco que en un cementerio. Me he topado con más notas
por la calle que en una partitura de piano y he admirado más arte en un
abrazo que en muchas galerías.
Y he aprendido que, a veces, nada es lo que parece.
Myriam Imedio
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