A veces hay personas que se presentan en tu vida y te da la sensación de que llegan tarde. Aparecen justo en el momento en el que juraste que tu boca no soltaría mas te quieros. Cuando más oscuro y vacío te sentías. Esa etapa en la que te ciegas pensando que nunca más te entregarias y andabas escondido del mundo. Pero la vida es muy puta y sabe mucho de todo esto. Tantas veces coincidiendo en los mismos garitos, tantas aceras pisadas casi al mismo tiempo y se empeñaba en que las miradas no se cruzasen hasta que el momento no fuese el adecuado.
Y cuando ese
momento llega, al principio ni te enteras, hasta que te acabas dando
cuenta de que era la persona pero no el momento. Y es que el amor y la
amistad en plena efervescencia de tu ser, son sencillos. Cuando todo
fluye nos conformamos con cualquier cosa. Lo jodido es estar roto y que
alguien llegue con tanta fuerza que aunque tu te empeñes en seguir
enterrando pedacitos, esta los coja y los una con tal naturalidad que
cuando te vienés a dar cuenta te sientes más fuerte que nunca.
Creo
que esa cualidad no la tiene todo el mundo, la de curar, hacer un
poquito mejor todo lo que le rodea, con sencillez, sin intentarlo, sin
forzar nada, sin sobreactuaciones, solo siendo y fluyendo.
Me quedo con la palabra LUMINISCENCIA, que es la propiedad de un cuerpo de emitir una luz tenue, pero visible en la oscuridad.
Martin Moreno Gonzalez
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